El Área Metropolitana del Valle de Aburrá avanza en la implementación de Soy Antipólvora, una estrategia educativa que desde el año pasado promueve la prevención, la cultura ciudadana y el cuidado de la vida durante la temporada navideña. La iniciativa, desarrollada en instituciones educativas del Valle de Aburrá y otros municipios de Antioquia, busca sensibilizar a niños, docentes y familias sobre los riesgos asociados al uso de pólvora, tanto para las personas como para la fauna silvestre, la fauna doméstica y los ecosistemas.
Cada inicio de diciembre, la denominada alborada —caracterizada por detonaciones masivas en la madrugada del 1 de diciembre— se convierte en uno de los momentos de mayor afectación para la fauna del territorio. El estruendo simultáneo provoca pánico y desorientación en múltiples especies, lo que deriva en colisiones contra edificaciones, caídas de pichones, abandono de nidos e incremento de animales que ingresan a viviendas en busca de refugio. Muchos de estos casos no son reportados, por lo que el impacto real sobre la biodiversidad podría ser significativamente mayor.
“Tenemos que decir soy Antipólvora, porque el cuidado de nuestro medio ambiente y la protección de los habitantes del Valle de Aburrá es lo primero. En esta temporada decembrina, donde tenemos eventos, reuniones y celebraciones familiares y deportivas, es importante cuidarnos entre todos”, manifestó Paula Andrea Palacio Salazar, directora del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Durante el 2024, la línea de emergencias del Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) registró más de 40 reportes de animales afectados por la pólvora. Entre los casos atendidos se encontraron aves muertas, pichones caídos, especies desorientadas que ingresaron a viviendas y animales que colisionaron con edificaciones o vehículos debido al pánico. Uno de los episodios más graves fue el de un búho rayado hallado en estado de shock y con úlceras en ambos ojos tras las detonaciones. También se reportó una zarigüeya encontrada muerta con tres crías en su marsupio en el barrio Pedregal; un curucutú con trauma pectoral; y un gavilán pollero que sufrió una fractura en su pico después de chocar contra un vehículo. La mayoría de estas afectaciones no alcanzan a ser notificadas, lo que evidencia un subregistro considerable.
Las detonaciones de pólvora pueden causar arritmias, estrés severo, huida desorientada, abandono de nidos y riesgo de atropellamiento, afectando no solo a los animales, sino también la estabilidad de los ecosistemas metropolitanos.
Como parte del fortalecimiento de la campaña, Soy Antipólvora incorporó este año un componente de gamificación con un videojuego interactivo disponible en las salas de cómputo de las instituciones educativas, acompañado de recursos pedagógicos y un cuento digital. El objetivo es ofrecer a los niños una experiencia inmersiva que les permita comprender, de manera cercana y significativa, los peligros del uso de pólvora. Gracias al compromiso de rectores, docentes y estudiantes, durante el último año se realizaron 236 sesiones pedagógicas con la participación de un promedio de 513 estudiantes y más de 150 docentes, consolidando una red de multiplicadores del mensaje de prevención.
Las cifras de lesionados por pólvora en Antioquia se mantuvieron estables entre las temporadas 2023-2024 y 2024-2025. En el Valle de Aburrá se registró una leve disminución, aunque la entidad continúa trabajando articuladamente con la Gobernación de Antioquia y la Policía Nacional para reforzar el mensaje de una Navidad sin pólvora, especialmente para proteger la fauna silvestre.
La autoridad ambiental invita a las familias metropolitanas a sumarse a esta causa durante las celebraciones navideñas, recordando que “la alegría no se quema, se comparte”. Asimismo, recomienda reportar cualquier animal silvestre afectado a la línea de emergencias 304 630 0090.


