Desde el año 2024, el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de fauna silvestre (CAVR) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha recibido 265 serpientes, víctimas del tráfico y la tenencia ilegal. De estas, 140 corresponden a la especie Boa constrictor, la más frecuente entre los casos atendidos.
Estas cifras reflejan no solo la presencia activa de serpientes en el territorio metropolitano, sino también la necesidad urgente de fortalecer la educación y sensibilización ambiental frente a estos reptiles. “Hemos identificado más de 30 especies de serpientes en el Valle de Aburrá. Invitamos a la comunidad a protegerlas, no atacarlas. Si las ven heridas, pueden comunicarse a la línea de emergencias 3046300090”, señaló Andrés Gómez Higuita, supervisor del CAVR.
Contrario a la creencia popular, las serpientes no son agresivas por naturaleza. En la mayoría de los casos, huyen del ser humano y solo atacan si se sienten amenazadas o acorraladas. Su presencia es indicadora de un ecosistema saludable, ya que ayudan a controlar plagas y poblaciones de roedores, previniendo enfermedades y protegiendo cultivos.
Es importante destacar que la mayoría de serpientes que habitan el Valle de Aburrá no son venenosas ni representan un riesgo para las personas. Algunas especies, como la Clelia clelia (conocida como matabuey) y ciertas falsas corales, se alimentan de otras serpientes, cumpliendo funciones clave en la cadena trófica.
El CAVR, operado en convenio con la Universidad CES, sigue siendo un bastión en la protección de la fauna silvestre en la región y un actor esencial en la promoción de una convivencia respetuosa con la biodiversidad.