El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, anunció una inversión histórica de $91 mil millones por parte del Área Metropolitana del Valle de Aburrá para la intervención de 217 afluentes del río Aburrá-Medellín y sus fuentes secundarias, como parte de una estrategia integral de recuperación ambiental.
“Es importante la inversión en los puntos críticos del río. Hace muchos años no se invierte. Vamos a arrancar desde la parte alta del nacimiento en el Alto de San Miguel, en Caldas”, destacó el mandatario local, subrayando la urgencia de actuar en zonas estratégicas del sistema hídrico metropolitano.
Uno de los pilares fundamentales de esta apuesta es el fortalecimiento del programa Guardaquebradas, el cual contará con cerca de 400 personas encargadas de proteger, limpiar y educar sobre el cuidado de las quebradas. Estos cuidadores ambientales estarán distribuidos en todo el territorio, el cual alberga una red de 4.217 afluentes a lo largo de 1.888 kilómetros, incluyendo 51 quebradas principales.
Los Guardaquebradas provienen de las mismas comunidades, incluyendo adultos mayores, beneficiarios de programas sociales como Parceros, e integrantes de pueblos indígenas Katío, Chamí y Zenú, lo que garantiza un conocimiento profundo del entorno y un vínculo directo con la población.
“Vienen unas inversiones muy grandes en el tema de Guardaquebradas, que serán personas de las mismas comunidades. Conocen su quebrada, al vecino, y van a formar a la comunidad como gestores ambientales”, agregó Gutiérrez Zuluaga.
El alcalde también informó que, además de la reciente intervención en la quebrada Malpaso, en la comuna de Robledo, ya se han identificado diez nuevas obras de mitigación que comenzarán en los próximos meses para reducir riesgos en zonas vulnerables y prevenir desastres asociados al mal manejo de fuentes hídricas.
Esta estrategia reafirma el compromiso del Distrito con la sostenibilidad ambiental y la protección de sus recursos naturales, involucrando activamente a la ciudadanía en el cuidado de uno de los patrimonios más vitales del territorio: el agua.