Tras 30 años en cautiverio, lora frentiamarilla llega en estado crítico al centro de rehabilitación del Valle de Aburrá


Una lora frentiamarilla (Amazona ochrocephala), especie silvestre protegida en Colombia, fue ingresada al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación (CAVR) de fauna silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, luego de haber pasado más de tres décadas en cautiverio. El ave llegó en estado crítico de salud, con múltiples afecciones derivadas del encierro prolongado y el manejo inadecuado.

El equipo veterinario del CAVR identificó un crecimiento aberrante en su pico, completamente deformado y desproporcionado para su especie, resultado de la falta de superficies naturales como ramas o cortezas de árboles, esenciales para el desgaste natural del pico. Además, la lora presentaba un sobrecrecimiento en sus uñas, lo cual le generó una postura inadecuada y una inflamación crónica y dolorosa en sus patas.

Durante su valoración se hallaron también abscesos en las extremidades, plumaje grasoso, zonas sin plumas y escamas en la piel, todos signos de una salud profundamente comprometida. La alimentación deficiente y la imposibilidad de realizar comportamientos propios de su especie durante años agravaron el deterioro progresivo de su bienestar físico y emocional.

Alejandro Vásquez Campuzano, subdirector ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, indicó que “desde el 2024 hemos recibido más de 78 loras, el 57% de los casos asociados al tráfico de fauna. Recordamos a la comunidad que no debe caer en estas redes ilegales: todos debemos ser protectores de nuestros recursos naturales”.

La entidad hace un llamado urgente a la ciudadanía para respetar la vida silvestre y denunciar su tenencia ilegal. “Los loros no son mascotas —recordó el vocero—, son aves que necesitan volar, alimentarse de frutos y semillas de su hábitat, comunicarse con otras aves y cumplir su rol ecológico. Privarlos de estas conductas naturales, incluso con buenas intenciones, genera daños físicos y comportamentales, muchos de ellos irreversibles”.

El Área Metropolitana insiste en que la mejor forma de proteger a estas especies es dejarlas en libertad, donde pertenecen.