Las iguanas, reptiles comunes en diversas áreas del territorio metropolitano, tienen un comportamiento que suele captar la atención de muchos curiosos: toman el sol durante largas horas del día.
Este hábito natural ha llevado a que el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación (CAVR) de Fauna Silvestre del Valle de Aburrá reciba más de 620 reportes de avistamientos a través de su línea de emergencias, especialmente de ciudadanos preocupados al verlas inmóviles en parques, jardines o estructuras urbanas.
Sin embargo, los expertos aseguran que este comportamiento es completamente normal. «Cuando las iguanas se exponen al sol, están en su momento de regulación térmica», explicó Andrés Gómez Higuita, supervisor del CAVR. Durante este proceso, las iguanas permanecen tranquilas para absorber mejor el calor, lo que les permite mantener sus niveles de energía óptimos. Además, el sol activa la vitamina D3, crucial para fijar el calcio en sus huesos, favoreciendo una movilidad adecuada.
Aunque estos reptiles son ágiles trepadores, saltadores y nadadores, al tomar el sol no deben ser molestados. «Intentar tocarlas o capturarlas puede generarles estrés y causar accidentes», advirtió Gómez Higuita, quien hizo un llamado a la comunidad metropolitana a respetar el entorno natural de estos animales. En caso de encontrarlas en las vías, se recomienda permitirles cruzar sin intervenir.
Este llamado busca promover la convivencia con la fauna silvestre del Valle de Aburrá y evitar que acciones bienintencionadas pero inadecuadas afecten el bienestar de las iguanas.
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