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El Valle de Aburrá, refugio de una rica diversidad de murciélagos vitales para los ecosistemas

El Valle de Aburrá alberga una amplia diversidad de murciélagos, con especies como el murciélago de lengua larga, el frutero jamaiquino, el murciélago nariz de lanza y el murciélago pescador, entre otras. Colombia se posiciona como el segundo país con mayor diversidad de murciélagos en el mundo, solo superado por Indonesia.

Sin embargo, a pesar de su importancia ecológica, estas criaturas siguen siendo objeto de mitos. Uno de los más comunes es que los murciélagos son ciegos, cuando en realidad poseen una visión funcional que, junto con su capacidad de ecolocalización, les permite moverse y cazar en la oscuridad. Este mecanismo, similar a un radar, les ayuda a enviar sonidos que rebotan en su entorno y regresan a sus oídos especializados.

Entre las especies más comunes que ingresan al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAVR) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá se encuentran el murciélago Cara Listada, que se alimenta principalmente de frutas, y el murciélago Mastín Común, especializado en consumir insectos como mariposas nocturnas, escarabajos y hormigas voladoras. Este año, 147 murciélagos han requerido atención en medio de emergencias.

Otro mito popular es que todos los murciélagos se alimentan de sangre, pero en realidad solo tres de las más de 1.300 especies tienen hábitos hematófagos. La mayoría se alimenta de frutas, insectos, néctar, polen e incluso pequeños vertebrados. Los murciélagos desempeñan roles ecológicos esenciales como el control de plagas, la dispersión de semillas y la polinización, contribuyendo al equilibrio de los ecosistemas metropolitanos.

El CAVR, en convenio con la Universidad CES, se encarga de la rehabilitación y liberación de murciélagos, subrayando la importancia de su conservación para la salud de los ecosistemas locales.