Este año, el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAVR) ha acogido a más de 220 loras de diversas especies, destacándose entre ellas las frentiamarillas y las barbiamarillas.
Un preocupante 46% de estas aves ha llegado al centro debido a la tenencia y el tráfico ilegal de fauna silvestre.
El mantenimiento de loras en cautiverio conlleva a prácticas perjudiciales para su bienestar, como enseñarles a repetir frases, e incluso palabras soeces. Esta práctica es nociva porque las loras utilizan sus vocalizaciones para vivir en manadas y comunicarse entre ellas, lo cual es esencial para buscar alimento, alertar sobre depredadores, buscar refugio y aparearse.
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá hace un llamado a toda la comunidad para no ser parte de esta cadena de tráfico ilegal de loras y denuncia cualquier actividad sospechosa a la línea 3856000.
El cautiverio afecta gravemente a estas aves, impidiéndoles desarrollar sus comportamientos naturales y comprometiendo su capacidad de comunicación y, por ende, su supervivencia y bienestar. Las loras no hablan, vocalizan, y esta habilidad es crucial para su vida en libertad.